La luz se apagó. El neón parpadea tímido al final de la via Venetto. Las copas de Martini están ya ordenadas en la barra del Grand Hotel. Esperan el brindis como el de aquella vez. El de aquellas veces. Tantas. Son las copas que quedan, las que se salvaron de la fiesta. Alguna de ellas sabe que se besó con la Ekberg, con la Loren y con Fellini. Son copa…
© 2025 Máximo Huerta
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