Desde el aeropuerto, con el retraso acumulado, la barriga llena con el chai tea latte y la mirada perdida, empiezo este texto. El tedio de la espera es un poco menos de vida, porque mientras pasan los minutos me pierdo otros en otro lugar: Roma.
Roma está preparada para el Cónclave.
Vuelvo al Vaticano a cubrirlo como ya hice en 2013. ¡Çuántas cosas han p…